Después de que Estonia fuera el centro de atención dentro de la Unión Europea por uno de los mayores escándalos por dinero ilícito en la historia de Europa, las autoridades de Estonia han decidido tomar cartas en el asunto poniendo en su mira a las empresas de criptomonedas en el país.
El plan consiste en depurar empresas dedicadas a ofrecer ayuda de intercambio o almacenamiento de criptomonedas; cabe destacar que Estonia fue pionera en la implementación de esta industria dentro de la Unión Europea, logrando obtener su licencia para operar a finales de 2017.
Las sospechas giran en torno a que las empresas podrían estar haciendo mal uso de sus credenciales para llevar a cabo fraudes. Hasta el momento se le ha retirado la licencia a más de 500 empresas, que es aproximadamente un tercio del total de empresas dedicadas a esta industria.
“Este es un primer paso para ordenar el mercado, permitiéndonos ocuparnos de los asuntos más urgentes al permitir operaciones solo para las empresas que pueden estar sujetas a la supervisión y las medidas de coerción de Estonia”, comenta Madis Reimand, dirigente de la Unidad de Inteligencia Financiera del país báltico (FIU).
A pesar de que no se proporcionaron ejemplos de empresas que estuvieran llevando a cabo “malas prácticas”, se vió un aumento en los riesgos por sector cuando el año pasado se presentó un crecimiento inusualmente rápido de proveedores de servicios.
Sin embargo, la unidad de Reimand se encontró con diversos casos de supuestas malversaciones de fondos de clientes o de prestación de servicios financieros en el extranjero que se encontraban sin la debida autorización.
Estas nuevas medidas tomadas por Estonia, que algunos han catalogado como “severas”, han preocupado a las empresas que no pudieron iniciar sus operaciones a los seis meses después de haber obtenido el permiso. De igual manera, El Parlamento aprobó normas más estrictas para las licencias tras las advertencias de los supervisores sobre la creciente emisión de licencias desde 2018.